Infecciones hospitalarias

domingo, 10 de febrero de 2008

¿Las infecciones hospitalarias son "errores médicos"?

Las infecciones nosocomiales causan gran morbimortalidad y un gasto sanitario considerable. Hasta que punto éstas infecciones puedes evitarse y qué hay que hacer para disminuir su incidencia es el motivo de discusión de un interesante artículo que se publica en 'Annals of Internal Medicine', a raiz del caso de un paciente con una neoplasia pulmonar no subsidiaria de tratamiento que durante su ingreso presenta varias complicaciones infecciosas.

Las infecciones hospitalarias más frecuentes son las urinarias, las neumonías y las asociadas a catéter. Como el uso de sondas, ventiladores y catéteres es responsable de un gran número de estas infecciones, su utilización racional podría servir de estrategia para reducir su incidencia.

En cuanto a las infecciones de orina, los autores rechazan el uso profiláctico de antibióticos en todos los pacientes sondados, dado que esta estrategia no ha demostrado ninguna eficacia. Sin embargo, un meta-análisis reciente ha demostrado que el uso de sondas con cubierta de plata disminuye el riesgo de bacteriuria y de infecciones urinarias. Aunque los ensayos no han demostrado reducción en la incidencia de sepsis urinarias o muerte, parece rentable el uso de estas sondas en pacientes en los que se espere que el sondaje vaya a durar más de 48 horas.

Respecto a las neumonías hospitalarias, su mayor incidencia se produce en los pacientes sometidos a ventilación mecánica. Se han estudiado diversas estrategias para disminuir su incidencia como la sonda nasotranspilórica, que no ha demostrado reducción de los eventos, o la enterostomía para reducir el riesgo de aspiración, especialmente cuando los pacientes tienen patología neurológica, que tampoco ha demostrado reducción del riesgo. Sin embargo, otras actuaciones como la colocación en decúbito prono o evitar la presencia de íleo paralítico sí parece reducir el riesgo de infecciones.

En cuanto a las infecciones por catéter, parecen relacionadas con un bajo ratio enfermera-paciente, la mala colocación de los mismos o el uso de catéteres centrales. En la medida en la que se puedan evitar estos problemas se podría reducir la tasa de este tipo de infecciones.

La rápida identificación de la infección, el uso precoz de medidas diagnósticas (cultivos, analíticas, radiografías) y terapéuticas (inicio de terapia antibiótica empírica en cuanto se sospeche), permite reducir la morbilidad de estas infecciones. Además, los autores resaltan la importancia de un registro nacional de infecciones intrahospitalarias que permita valorar si se está por encima o por debajo de la media nacional, algo que en España funciona en el sistema público.

Finalmente, algunas medidas institucionales han demostrado su eficacia, por ejemplo cuando se revisan los catéteres o las sondas se llega a la conclusión de que en más del 50% de los casos no son médicamente necesarios. La retirada sistemática de las sondas o las vías mediante recordatorios institucionales podría reducir significativamente la tasa de estas infecciones.


REFERENCIAS
Gerberdin, J L. ¿Las infecciones hospitalarias son "errores médicos"? Ann of Intern Medicine 2002; 137: 665- 670 http://www.compumedicina.com/epidemio/epid_011202.htm 2008

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